Seguimos
camino dejando Tacna atrás, atravesando rutas desérticas que se repetirán a lo
largo de toda la costa del Pacífico peruano. Cruzar el Perú por su costa, de
sur a norte, fue una experiencia increíble. La conjunción de desierto con mar,
las gigantescas dunas y el imponente Océano Pacífico admirado desde caminos que serpentean por enormes acantilados las
costas, arman un paisaje con colores y combinaciones únicos.
En
el Perú tanto la Cordillera de los Andes como la Corriente de Humboldt generan
gran diversidad climática. La Corriente de Humboldt, también llamada Corriente
del Perú,
es una corriente oceánica originada por el ascenso de aguas
profundas y por lo tanto muy frías, generando efectos de aridez que se dejan
sentir notablemente. Este fenómeno se produce desde la parte central de las costas
chilenas hasta el Ecuador terrestre. La corriente de Humboldt es una de las
corrientes de aguas frías más importantes del mundo.
A
2500 metros sobre el nivel del mar, viajando con densas neblinas y frío, arribamos
a la ciudad blanca: Arequipa. Caracterizada por su centro histórico de estilo
colonial en piedra volcánica blanca, el sillar, la ciudad fue fundada el 15 de
agosto de 1540 y desde siempre se caracterizó por su importante papel
económico. En el campo político, la ciudad ha sido históricamente foco de
rebeliones populares, cívicas y democráticas, y cuna de grandes intelectuales.
Tres
son los volcanes que decoran los alrededores de la ciudad: el Misti de 5822
msnm, el Chachani con 6075 msnm, y el Pichu Pichu con 5669 msnm. El Misti es el
único de los volcanes que está activo, y es considerado como de gran peligro;
conocer el riesgo inminente de erupción provoca para muchos ciudadanos una
mística particular al lugar.
Cada
una de las ciudades peruanas cuenta con una plaza central, a las que denominan
plazas de armas porque supieron ser los sitios de reunión de las fuerzas
armadas antes de las expediciones, además de ser sede de los focos de
conflictos sociales. Alrededor de la Plaza de Armas de Arequipa se encuentra la
inmensa catedral (una más entre tantas otras), muchos comercios, y los
edificios gubernamentales. En el segundo piso del edificio central funciona la
Sub Gerencia de Cultura, donde fuimos recibidos por Hugo Riveros, su
coordinador. Él nos contó que la ciudad tiene una amplia actividad cultural, y
que el teatro es una de las manifestaciones artísticas en desarrollo. Al
momento de nuestra visita en la ciudad funcionaban cuatro salas de teatro
independiente: Artescénica, Centro de Arte Contemporáneo, Teatro Fénix (los
tres espacios en temporada continua), y Panda Teatro. Además de estas, Hugo
tenía previsto abrir su propia sala entre los meses de julio y agosto, lo que
le generaba una enorme emoción ya que este fue su sueño durante muchos años. Se
denominará Umbral, y ya estaban ensayando una obra, “Bolognesi en Tacna” para
estrenar en la inauguración del espacio.
"Umbral" en mayo |
Afirmando ser un amante del teatro
desde su juventud, y trabajando de distintas maneras en el ámbito teatral,
admitía sentirse muy feliz por cumplir su sueño, planeando hacer crecer el
espacio ubicado en el centro histórico de la ciudad, con variadas obras de
producción propia, muchas de las cuales estarían orientadas al turista interesado
en la historia del Perú. Su intención es desarrollar la actividad dándole
continuidad, y trabajar en puestas en las que la cultura peruana, desde sus
raíces andinas hasta la actualidad, dejen verse y puedan ser apreciadas.
"Umbral" en el mes de agosto |
Durante
el mes de mayo en la antigua sala del teatro Fenix se desarrolló el Festiniños,
un festival internacional de teatro infantil organizado por Javier Valencia,
quien alquila el lugar para llevar adelante actividades de teatro
independiente. Allí asistimos casualmente a una obra de un grupo cordobés. Las
entradas para ver cualquiera de las obras del festival costaban 10, 20 o 30
soles (para referencia del lector, 1 USD = 2,77 soles aproximadamente).
En
Arequipa también conocimos muchos aficionados a las motos, quienes nos dieron un
gran apoyo dándonos un lugar donde dormir y muchas noches de risas con vueltas
interminables de ron. Así es que conocimos a Víctor Hugo, un amigo arequipeño
que acompañó nuestro motero viaje hasta la capital del país. En esos kilómetros
recorridos desde Arequipa hasta Lima (aproximadamente 1000 km) no encontramos
actividad teatral independiente. Según nos fueron comentando por el camino, la
actividad cultural que se desarrolla a lo largo de esta ruta se vincula sobre
todo con la danza, y no así con el teatro.
El clima frío sigue ya desde hace mucho tiempo con
nosotros; nos condiciona y nos llena con ansias de sentir el cálido viento del
norte.
Lima
es una ciudad inmensa, con un enorme peso histórico al haber sido la capital del
Virreinato del Perú durante la conquista española. Si bien el caos de tránsito
y la evidente falta de educación vial se dejan notar a lo largo de todo el
país, es en Lima donde estas cualidades se palpan de manera casi violenta por
la inmensa cantidad de vehículos que circulan continuamente por la ciudad con
un escaso o nulo uso de señalización en la anticipación de maniobras. Puede
parecer exagerado, pero hasta las guías para turistas aconsejan tener especial
cuidado con el tránsito; y muchos peruanos ya nos habían anticipado “Si aprendes
a manejar en Lima, manejas en cualquier parte”. Taxis y colectivos tocan bocina
incansablemente a todo posible pasajero que se encuentre en las veredas, esta
costumbre propia de los peruanos que todo lo venden en sus calles.
Nos
recibieron en la posada de motoviajeros de Lima, pasamos dos noches allí y dos
noches más en un barrio al norte: Magdalena del Mar, sobre la fría costa de la
ciudad. Como venía sucediendo en el camino, estuvimos con más colombianos rumbo
al mundial en Brasil.
La
visita a Lima fue breve pero intensa. De a poco la moto mostraba algunos
problemas propios del desgaste y el excesivo esfuerzo al que estaba sometida,
así que decidimos conseguir fondos para poder hacer el merecido mantenimiento.
Visitamos las oficinas de Honda en Lima, allí presentamos nuestro proyecto,
comentamos que no queríamos dinero sino apoyo de la marca para el mantenimiento,
y después de una charla, mails, llamados y más mails, aprobaron el arreglo a
realizar en los talleres del norte del país.
Caminando
un mediodía por Miraflores, uno de los barrios pudientes de la ciudad, vimos
una antigua casona pintada de colores llamativos; al acercarnos supimos que se
trataba de una escuela de circo.
Nos recibió en la puerta un grupo de mujeres un tanto asustadas alegando que estaban en la calle porque acababa de haber un fuerte temblor. Fue muy llamativo para nosotros porque en ningún momento de la caminata percibimos temblor alguno, sólo las incesantes bocinas que no dejan de sonar en todo el Perú, pero jamás un temblor de la tierra!
Nos recibió en la puerta un grupo de mujeres un tanto asustadas alegando que estaban en la calle porque acababa de haber un fuerte temblor. Fue muy llamativo para nosotros porque en ningún momento de la caminata percibimos temblor alguno, sólo las incesantes bocinas que no dejan de sonar en todo el Perú, pero jamás un temblor de la tierra!
Una
vez llegada la calma, la secretaria nos dio una tarjeta para acordar cita con
quien nos pudiera contar el trabajo que allí se realizaba. Así fue que
escribimos un mail y al otro día nos recibió Tania.
Estábamos en “La Tarumba”, un grupo de circo que lleva 30 años trabajando. Recorrimos con Tania todas las instalaciones de los dos edificios en donde desarrollan sus actividades: circo escuela, circo social, entrenamiento del elenco estable.
Estábamos en “La Tarumba”, un grupo de circo que lleva 30 años trabajando. Recorrimos con Tania todas las instalaciones de los dos edificios en donde desarrollan sus actividades: circo escuela, circo social, entrenamiento del elenco estable.
La
Tarumba nace en 1984 de la mano de un grupo de jóvenes artistas liderado por
Fernando Zevallos, convencidos de la influencia del arte en los procesos de
desarrollo social, gestando una propuesta artístico-educativa de identidad
peruana. En sus inicios centraron su actividad en los sectores menos
favorecidos instalando espectáculos y talleres en las calles. En 1992 adquieren
la casa para que funcione como sede central de las actividades, invirtieron en
la renovación de la vieja casona instalando un Teatro-Carpa y espacios para el
desarrollo de la escuela. Abrieron los “Talleres para Niños y Adolescentes” y
pusieron en marcha un programa interno de “Capacitación e Intercambios” con
escuelas y artistas internacionales, y en 2002 crearon la “Escuela Profesional
de Circo Social”. En 2003 adquieren sus dos primeras carpas de circo de diseño
y fabricación nacional, y en 2012 importaron otras dos carpas italianas de
mayor capacidad y tecnología. Fue en una de estas carpas colocada en un centro
comercial donde fuimos invitados a la presentación para la prensa del nuevo
espectáculo que estrenarían en septiembre en conmemoración a los 30 años de
vida de La Tarumba. El fragmento del espectáculo que presentaron fue maravilloso,
con una banda en vivo que hizo sonar cajones peruanos e instrumentos de viento,
a la par que equilibristas mostraban su destreza sobre hermosos caballos blancos.
Así es como, después de un mes, abandonamos el Perú continuando nuestro camino hacia el norte. Nos despedimos con la gran felicidad de haber conocido personas maravillosas y de seguir corroborando que el mundo es mucho más grande que el lugar del que uno viene.
Vivir las diferencias nos hace comprender a cada momento
que nada es natural, sino que estamos influenciados absolutamente por la
cultura del lugar en el que nacemos.